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Los orígenes de la complejidad del lenguaje, reseña del trabajo de KP Mohanan



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"Emergence of Complexity in Phonological Development".
K. P. Mohanan. En Phonological Development; Ferguson et al. (eds.). 1992, Timonium, York Press.

                        ¿Cómo puede un orden complejo surgir en los sistemas fonológicos? La respuesta de los lingüistas generativistas actuales pasa por considerar el proceso de la adquisición como un problema lógico de deducción del conocimiento proposicional.
            Para el autor del trabajo, esta manera de formular la cuestión está basada en principios cuestionables. Mohanan nos plantea explicar este fenómeno en el seno de un sistema dinámico de autoorganización, concibiendo el problema como una cuestión más de morfogénesis dentro de los sistemas lingüísticos; así podremos abordarlo mediante técnicas similares a las aplicadas a la morfogénesis de sistemas no lingüísticos.

            Se presentan dos concepciones del desarrollo del lenguaje en la gramática generativa: las hipótesis constructiva y selectiva. Ambas se corresponden con concepciones formales acordes con cada planteamiento: el modelo de reglas de S.P.E. (Chomsky & Halle, 1968) y el modelo de principios y parámetros (Chomsky, 1981) respectivamentE.
            Desde una cocepción constructivista los datos conducen a que el niño sea observado como el constructor de los principios de la gramática, mediante un proceso de ordenación que pretende dar cuentas de los datos del input adulto. Por contra, en la hipótesis selectiva, la gramática universal dirige el proceso y determina qué principios de la gramática son innatamente validados por el niño y en cuáles debe priorizar el valor apropiado para una selección paramétrica que defina el sistema a partir de los datos del input. El autor se propone argumentar contra las hipótesis constructiva y selectiva partiendo de la base de que no son adecuadas para dar cuenta del enigma de la morfogénesis.
            En una primera aproximación, Mohanan plantea una visión del desarrollo lingüístico como la formación de una estructura en un sistema dinámico y como adaptación a los datos presentes en el entorno lingüístico del niño. Esta perspectiva, el lenguaje como un sistema dinámico, comparte con el modelo de principios y parámetros el énfasis en universales formales inspirados en S.P.E. y su modelo de fonología formal. Por contra, difiere en que considera los principios universales como campos de atracción (fields of attraction).
            Las consecuencias de esta concepción son enumeradas a continuación. Primero, permite infinitas variaciones en un espacio gramatical finito; segundo, permite contar con valores graduales para los principios universales en las lenguas particulares (en contrate, la selección de parámetros ha sido vista en general como discreta); en tercer lugar, los campos de atracción se refuerzan o entran en conflicto unos con otros, la gramática individual es el resultado de la resolución del conflicto (en la selección paramétrica no hay lugar para una interacción de este tipo); por último, esta concepción proporciona la posibilidad de llegar a un idéntico corpus de datos input considerando que los distintos adquisidores pueden llegar a diferentes sistemas lingüísticos internos (las diferencias internas pueden no ponerse de manifiesto en situaciones naturales de comunicación lingüística, pero pueden hacerse visibles bajo situaciones artificiales como juicios de elicitación u otros procedimientos experimentales.

            El autor nos remite, para encontrar las fuentes del modelo invocado, al crystal growth model en Menn (1973); menciona haber incorporado aspectos de la fonología natural en Stampe (1972) y, a su juicio, esta concepción de la estructura y desarrollo de lenguaje no es incosistente con el modelo conexionista reflejado en Smolensky (1986) y en Goldsmith y Lakoff, entre otros; a pesar de que actualmente el modelo no proporciona un marco en el que no se acepten soluciones unívocas a los conflictos y que, hasta el momento, tampoco es capaz de dar cuenta de la formción de estructuras a las que no conduzcan los datos. Mohanan se sitúa en una corriente creciente de trabajos en fonética que parten de la autoorganización (Lindblom, MacNeilage & Studdert-Kennedy; 1983; Lindblom, 1988).

EL PROBLEMA DEL ORDEN COMPLEJO EN LOS SISTEMAS FONOLÓGICOS
                        Dos son las cuestiones claves pendientes de resolver: por un lado, qué mecanismo da cuenta de los patrones recurrentes de distribución y alternancia en las lenguas naturales (que, a pesar de todo, varían de una lengua a otra) y, por otro, cuál es la vía de expresión formal de la naturalidad de esos patrones recurrentes.
            Estos problemas tienen su contrapartida en el desarrollo lingüístico y en el cambio lingüístico. ¿Por qué las gramáticas infantiles pueden mostrar patrones complejos que no están presentes en las gramáticas adultas a las que están expuestos? ¿Cómo se producen las innovaciones en el cambio lingüístico? Estas cuestiones constituyen el problema enunciado con anterioridad.

Dos problemas para las teorías de la estructura fonológica.

            1. Un importante número de patrones fonológicos en las lenguas naturales es manifestación de un reducido número de patrones arquetípicos o cruciales.
            Mohanan ilustra esta afrimación con ejemplos del patrón de asimilación de sonoridad de las oclusivas adyacentes, que cuenta con dominios de aplicación distintos en las lenguas, y con la del patrón de asimilación de punto de articulación de las consonantes nasales.
            Ambos son universales en el sentido de que los encontramos frecuentemente en las lenguas naturales; sin embargo, objeta el autor, la teoría fonológica carece de mecanismos que expresen la universalidad de este fenómeno debido a que los detalles de su aplicación varían de una lengua a otra. La práctica habitual en la teoría fonológica consiste en formular reglas particulares para cada gramática individual, perdiendo importantes generalizaciones universales.
            2. El desajuste entre la naturalidad y la simplicidad formal, siendo la segunda una manifestación de la primera.
            Lo más complejo es, en la práctica, lo más natural. ¿Cómo resolver este conflicto? Mohanan apunta la posibilidad de que el origen del conflicto pueda radicar en el hecho de que las motivaciones fonéticas no estén reflejadas en la descripción formal. El autor achaca finalmente el problema a la consideración de que la simplicidad que el paradigma formal reconoce se limita a una simplicidad de tipo formal.
           
Desarrollo fonológico y cambio fonológico
            El autor se plantea estas cuestiones como contrapartida a los problemas reseñados en relación con la estructura fonológica.
            La gramática generativista, en palabras de Mohanan, se plantea la construcción de una gramática muy simple compatible con los datos procedentes del input y la gramática universal, restringida tanto por los datos como por el formalismo. Como ejemplo de su ineficacia, el investigador se declara abiertamente en contra del criterio de evaluación métrica como índice del desarrollo fonológico glosando las afirmaciones de McCarthy (1981) al respecto.
            Esta visión predice que no habrá gramáticas infantiles que sean más complejas que las adultas, es decir, las restricciones y reglas de la gramática infantil no pueden ser mayores que las de la gramática adulta. Mohanan, a continuación, argumenta la existencia de un grado de complejidad mayor en las gramáticas infantiles y plantea que éste no resulta atribuible ni a los datos ni a dificultades articulatorias. Para esta afirmación se apoya en los trabajos de Menn (1973), Vihman (1978), Barton (1992), Ingram (1984) y Stemberg (1988). Que los datos del input no explican por si solos el nivel de complejidad adicional del output infantil fue una intuición que sirvió de fundamento al modelo propuesto por Menn en 1973.
            Para acotar la complejidad a la que se refiere el presente trabajo, el autor descarta la complejidad atribuible a creatividad en los términos descritos por Macken & Ferguson (1983) que puede ser interpretada en términos de procesos de simplificación y/o hiperregularización aplicados al input adulto. Sirvan como ejemplos de esto último las harmonías consonánticas que sí muestran un mayor nivel de complejidad.
            Desde la perspectiva de Mohanan el problema de la complejidad en los términos acotados resulta incontestable en el marco generativista. Es necesario examinar las raíces profundas del actual paradigma que impiden abordar el auténtico problema de la complejidad.
EL PROBLEMA LÓGICO DE LA ADQUISICIÓN DEL LENGUAJE
                        Definido por Chomsky (1986) como el problema de Platón y acuñado como aparece en el título de este epígrafe por Baker & McCarthy (1981), la cuestión se centra en dar respuesta a cómo puede el que aprende deducir una gramática a partir de los datos a los que está expuesto.
            Mohanan revisa las presuntas asunciones sobre las que se basan los generativistas para responder a la cuestión y se plantea algunas objeciones. Dice el autor: ¿Por qué hemos de asumir que las gramáticas internas de los distintos hablantes son idénticas? ¿Qué consecuencias tiene el hecho de que se hayan ignorado tradicionalmente las diferencias interindividuales?
            El autor afirma que la lingüística generativa prescinde de las variantes individuales para construir su teoría y existen pruebas de que ello conduce a error; así lo ilustra el hechos de que no haya acuerdo en los criterios de agramaticalidad entre los hablantes.
            Si tomamos como punto de partida el concepto de competencia (competence; Chomsky, 1965) reinterpretado como lengua interna (i-language; Chomsky, 1986, 1988), dos hablantes de una misma lengua no tienen por qué poseer la misma competencia, por lo tanto el proceso de adquisición no puede ser interpretado a partir de un modelo de deducción lógica; ya que, aunque los hablantes están expuestos a los mismos datos input, no desarrollan una misma estructura lingüística interna. Esta afirmación vendría a contradecir el postulado chomskyano de que los hablantes de una comunidad llegan a una misma gramática e invalida el planteamiento realizado para el problema lógico de la adquisición del lenguaje; éste se transforma en una monumental confusión entre lengua y competencia, pues como afirma el propio Chomsky el objeto central sobre el que un lingüista debe preguntarse es la competencia.

APARICIÓN DE ÓRDENES COMPLEJOS EN SISTEMAS NATURALES

                        Si bien es cierto que los sistemas cerrados en el universo muestran entropía, cada día aumenta el número de físicos y biólogos que muestran la existencia de sistemas abiertos en la naturaleza; estos sistemas manifiestan propiedades asociadas al incremento de la complejidad en su organización absorbiendo energía del entorno.
            Como ejemplo de aparición de un orden complejo pone Mohanan la transformación de las moléculas de agua en copos de nieve. Se plantea así la posibilidad de que el orden surja del caos y viceversa. Caos, auto-organización y no-linealidad son términos presentes en las teorías de la estructura y desarrollo fonológicos.
            Una noción fundamental en esta teoría es la de atrayente (attractor): punto o región en la que un sistema envolvente se queda enganchado. Tipológicamente podemos hablar de atrayentes de punto fijo, atrayentes periódicos y atrayentes caóticos. En los dos primeros casos es posible predecir el futuro estadio de un sistema a partir del estadio previo de dicho sistema, mientras que en el caso de un sistema dominado por un atrayente caótico deviene impredecible. Podremos identificar el estadio más probable o más similar, pero no podremos identificar exactamente en qué se va a convertir. Un atrayente caótico presenta restricciones casuales.
            La  existencia de restricciones casuales en un sistema caótico se basa en su alta sensibilidad a las condiciones iniciales. Diferencias mínimas en el estadio inicial pueden causar diferencias extremas en el estadio final.

            A juicio de Mohanan hay poderosas razones para considerar la facultad del lenguaje como un sistema auto-organizado con las propiedades de un atrayente caótico. En primer lugar, determinadas implementaciones computerizadas muestran que los sistemas distribuidos cuentan con propiedades como la adaptabilidad, la auto-reparación, el aprendizaje y el reconocimiento incluso en malas condiciones. Estas propiedades las comparte el lenguaje con otros sistemas cognitivos y biológicos.
            Además, si dos individuos no poseen la misma gramática, como reconoce el propio Chomsky, la propiedad de restricción casual en el sistema dinámico se convierte en idónea para dar cuenta del modelo de desarrollo del lenguaje.
            Y por último, es necesario tener en cuenta que este sistema puede no ser entrópico, es decir, puede tener la capacidad de crear orden donde no existía anteriormente. Esta última propiedad lo hace, nuevamente, candidato ideal para explicar cómo un nuevo orden surge en los sistemas lingüísticos.
El lenguaje como sistema entrópico.
            En un sistema entrópico, el orden total o la energía en el estadio final no puede exceder la suma de orden o de energía en el estadio inicial y en el input; es decir, en un sistema de estas características el desorden sólo puede incrementarse.
            Cuando aplicamos el modelo a la complejidad a deberíamos afirmar que en el lenguaje la complejidad sólo puede aumentar, ningún estadio previo puede ser más complejo que el siguiente.
            Mohanan plantea si acaso la complejidad de la organización del estadio final no puede ser el resultado de la formación de nuevas regularidades en el L.A.D. impulsadas por el ímpetu del input.
            De igual manera que al alterar las condiciones de un líquido, por ejemplo enfriándolo, aparece un estadio final con presencia de estructuras cristalizadas altamente estructuradas, podría explicarse el problema de los principios preespecificados en el L.A.D. en la medida en que estos aparecen en el estadio final pero no en el input.
            Para aceptar el modelo entrópico, la existencia de especificidad innata como parte del L.A.D., sería necesario que los principios de organización existentes en el output se encontraran o bien en U.G. o bien en el input.
            Desde el punto de vista del autor, resulta más razonable resolver la cuestión de la especificación innata no a partir de una selección de macro-prefabricados principios sino a partir de un conjunto de micro-entidades atómicas que conducen a la formación de principios.

EL LENGUAJE COMO SISTEMA DE AUTO-ORGANIZACIÓN
            El autor nos sugiere que abandonemos las metáforas propuestas por los lingüistas generativistas y observemos el desarrollo del lenguaje como análogo a la formación de los copos de nieve. Éstos presentan una estructura simétrica de seis brazos siendo infinitas las posibilidades de estructuración de cada brazo; aún así, están sometidos a una condición de simetría: el esquema de los seis brazos es el mismo.
            ¿Cuál es el mecanismo que garantiza la restricción de simetría respetando la infinita variabilidad? El problema resulta similar al problema de la variabilidad en las gramáticas humanas: no hay dos gramáticas idénticas, ni siquiera cuando el input fuera el mismo; pero la variabilidad entre las gramáticas está seriamente restringida.
            Si aceptamos esta analogía, podremos formular la cuestión como un problema de morfogénesis: cómo puede desarrollarse una gramática en un individuo a pesar de la interacción con el entorno lingüístico. Si no pensamos en la gramática como conocimiento del lenguaje, aceptaremos que existe un sistema lingüístico interno individual que gobierna el comportamiento externo del individuo en la producción y procesamiento del lenguaje así como a la hora de realizar juicios de aceptabilidad; de esta manera es como se crea la ilusión de que se posee conocimiento proposicional.
            Consideremos el desarrollo del lenguaje como la formación de patrones desencadenados por los datos; estos patrones pueden ser distintos en cada individuo incluso aunque sean desencadenados por los  mismos datos. La cuestión consiste ahora en cómo las distintas gramáticas en una misma comunidad se adaptan y comparten las propiedades suficientes para permitir la comunicación lingüística. La respuesta es que las gramáticas en una comunidad se adaptan unas a otras.
            Mohanan realiza una distinción entre patrones visibles (patterns overt) que se ponen de manifiesto en la comunicación  y patrones ocultos (patterns covert) que no afectan a la comunicación diaria. Los patrones visibles son los mismos para toda una comunidad lingüística; entiéndase que pueden variar dentro de unos límites como por ejemplo sucede con la pronunciación. En el transcurso del desarrollo, los patrones visibles tienen dificultades para sobrevivir a causa de su conflicto con los datos input, mientras que los patrones ocultos son retenidos por los individuos.

            Las premisas básicas que definen esta concepción del desarrollo y de la estructura fonológicos podría esquematizarse como sigue:
1.   La aparición de complejidad de organización  en un sistema lingüístico es análoga a este surgimiento en sistemas no  lingüísticos. La formación de la gramática individual no implica un problema lógico de conocimiento deductivo proposicional, pero sí implica el crecimiento de formas dentro de un sistema que gobiernen el comportamiento externo de dicho sistema.
2.   Los sistemas lingüísticos son sistemas dinámicos pues comparten características claves: sensibilidad a las condiciones iniciales, capacidad de auto-organización, orientación de sus objetivos, auto-reparación y adaptabilidad.
3.   Los patrones  lingüísticos aparecen espontáneamente cuando los disparadores están en el entorno. Los cambios internos están propiciados por el comportamiento externo de otros miembros de la comunidad, de manera que el sistema se caracteriza por su adaptabilidad. Los patrones visibles se hacen patentes en la interacción, mientras que los ocultos no son detectables excepto por otros medios.
4.   Pequeñas diferencias en el input pueden causar grandes diferencias en los patrones ocultos. La gramática del que aprende no es predecible desde la simple combinación de U.G. y los datos input; esta gramática no responde a un algoritmo que permita deducirla de los datos.
5.   El crecimiento de los sistemas lingüísticos está gobernado por campos universales de atracción y las fuerzas relativas que estos generan, junto a los refuerzos y conflictos que tienen lugar entre dichos campos. Los mismos principios pueden producir resultados discretos/ robustos/ previsibles, cuando implican a un atrayente, y graduables/ variables/ casuales en los límites entre dos atrayentes.

CAMPOS DE ATRACCIÓN EN FONOLOGÍA

                        El autor nos propone sustituir los conceptos de reglas y restricciones por el de campos de atracción en un sistema dinámico; para ello ilustra una serie de procesos fonológicos reinterpretados desde esta propuesta.
            Los universales son, en esta visión, campos de atracción que darían cuenta de fenómenos presentes en todas las lenguas. Se resuelven así los conflictos entre naturalidad y simplicidad formal; naturalidad implica la existencia de atrayentes universales. Desde este modelo queda perfectamente justificado no detallar los patrones de distribución y alternancia de una lengua dada.
            Para Mohanan lo importante es que este modelo proporciona una solución al problema de la aparición de complejidad en el desarrollo fonológico. ¿Por qué las gramáticas infantiles muestran patrones complejos que no pueden ser lógicamente deducidos a partir del habla adulta a la que los niños están expuestos?
            La respuesta proviene de considerar el modelo de sistema dinámico como un conjunto de atrayentes universales; este sistema genera patrones complejos de organización fonológica en un desarrollo individual dado, incluso cuando no lo requieren ni siquiera los datos del input.
            Cuando esos patrones son externos y entran en conflicto con los observados en el resto de la comunidad, algunos de ellos tienden a ser modificados o eliminados completamente en el curso de la adaptación. Ocasionalmente, el individual triunfa y retiene el patrón, como consecuencia de ello, éste mantiene su capacidad de propagación al resto de la comunidad; de esta manera se producen innovaciones en el cambio lingüístico.
            El desarrollo fonológico tiene lugar en un contexto de formación de patrones y de adaptación; con lo que un modelo basado en el descubrimiento de conocimiento de forma deductiva resulta incompatible.
           
            Mohanan sugiere la necesidad de modificar el modelo de principios y parámetros:
1.   Los valores de los parámetros deben ser graduales
2.   La elección de parámetros debe permitir el refuerzo de unos con otros y la resolución de conflictos entre unos y otros.
3.   Algunas escalas de aleatoriedad deben ser permitidas en la selección de parámetros, como muestra el propio input, los diferentes individuos pueden elegir diferentes secciones.
            Si se llevan a cabo estas modificaciones, el modelo de principios y parámetros podría contar con las propiedades del modelo de un sistema dinámico.

            El autor considera que un importante número de campos de atracción fonológicos pueden ser elaborados a partir de las propiedades de la producción y percepción del habla, aunque sin llegar a reducir fonología a fonética. En este sentido, las bases psicológicas de la asimilación, la lenición de consonantes y la reducción de vocales son resultado de la interacción entre campos opuestos: la tendencia del sistema de producción a reducir costes articulatorios y la necesidad del sistema perceptivo de mantener contrastes fonológicos.




CONCLUSIONES

                        Las gramáticas infantiles muestran frecuentemente nuevos patrones complejos de organización que no están  presentes en las gramáticas adultas que los rodean. El autor plantea como respuesta la posibilidad de que el lenguaje sea observado como un sistema auto-organizado que cuenta con la propiedad de crear patrones complejos que interactúan con el entorno lingüístico. Sugiere que el módulo fonológico debe ser observado como un conjunto de minúsculos campos de atracción; estos campos se influyen entre si, como queda ilustrado en los sistemas articulatorio y perceptivo, para crear patrones no necesariamente presentes en los datos del input. Al participar en la interacción  lingüística, los patrones se ven sometidos a restricciones de adaptación a la lengua de una comunidad al servicio de propósitos comunicativos.
            Insiste en considerar el problema del desarrollo del lenguaje no como un problema lógico sino como una cuestión de morfogénesis. Sugiere, Mohanan, revisar los presupuestos de que el desarrollo  lingüístico implica el descubrimiento de la gramática de la comunidad y se cuestiona que esté gobernado por operaciones inductivas y deductivas.
            Finalmente recupera su propuesta de que el desarrollo  lingüístico implica la creación de una gramática que se adapta ella misma a los patrones visibles de las gramáticas de otros individuos de la comunidad; la formación de gramáticas está dominada por una dinámica no lineal.

COMENTARIO

            La oposición visceral del autor a las propuestas generativistas le lleva, en ocasiones, a no ver el bosque; ni qué decir tiene que las propuestas realizadas por Chomsky y Halle en S.P.E. (1968) están ya superadas por los propios fonólogos generativistas, por lo que considero gratuita la crítica al modelo de reglas efectuada en el presente artículo.

            El autor huye incluso de los términos empleados en la gramática generativa actual creyendo, a la griega, que nombrar las cosas de nuevas maneras supone descubrirlas.
           
            En su análisis de la cuestión recalca, repetidas veces, el problema del desajuste evidente entre los datos del lenguaje infantil y el input. Esta es, sin lugar a dudas, una preocupación patente en todos los trabajos actuales sobre el desarrollo fonológico, incluso en los generativistas; ésta ha sido una de las razones para desacreditar el modelo S.P.E. al resultar imposible aplicar reglas sobre estructuras que eran desconocidas para el propio investigador. No obstante, el autor obvia la cuestión fundamental: el output adulto sirve de input al niño, ¿qué características tiene?, ¿cómo influye la configuración de sus patrones perceptivos?
           
            Tampoco se puede atribuir al autor el descubrimiento de la no linealidad en la teoría fonológica intrínsecamente ligada a la teoría autosegmental (Goldsmith, 1990) y a la geometría de rasgos (Clements, 1985).

            Resulta interesante el concepto de gradualidad en los parámetros aunque, sin lugar a dudas, es necesario demostrar la existencia de dicha gradación, no sólo en los estadios del desarrollo, sino en el sistema fonológico adulto.

            A nuestro juicio, es importante la reflexión llevada a cabo por Mohanan sobre el sistema  lingüístico interno en el sentido de que no es observable en contextos naturales de comunicación. No obstante, esta reflexión no hace sino aumentar los problemas para consolidar cualquiera de los modelos posibles, dada la dificultad con la que nos encontraremos al intentar situar al niño en contextos propicios para observar tal sistema interno. En este estado de cosas conviene recordar el debate sobre el concepto de reflexión metalingüística que, según muchos autores (Garton & Pratt, 1991), sólo aparece tardíamente, con la consiguiente imposibilidad de estudiarlo en las primeras etapas del desarrollo fonológico.
            Como ya ha quedado dicho, el enfoque de Mohanan hace hincapié en el desajuste del lenguaje infantil con el input adulto; punto de partida que consideramos imprescindible en cualquier estudio contemporáneo sobre el desarrollo fonológico.
            Tiene visos de ser aceptable la crítica de que el paradigma formal se limita a reflejar simplicidad de tipo formal, aludiendo al hecho de que, en fonología, en muchas ocasiones lo más complejo es lo más natural.

            El autor, entre líneas, defiende una concepción probabilística aplicada al desarrollo fonológico, presente en las propuestas cognitivistas clásicas (Kiparsky & Menn, 1977; Ferguson & Farwell, 1975) y difícilmente aceptables desde postulados deterministas como los de la fonología generativa (Avery & Rice, 1993).

            Como el propio Mohanan reconoce, su propuesta no parte de un análisis en profundidad de los datos sino de las contradicciones presentes en los otros modelos propuestos. A pesar de que esta crítica, prescindir de los datos, se extiende como un rumor hacia innumerables trabajos en desarrollo fonológico, al menos resulta imprescindible dirigirse a datos cruciales para constatar el modelo. Reflexionando sobre esta postura, las intenciones del autor parecen ir encaminadas en el sentido de levantar polémica sobre la concepción teórica de la adquisición del lenguaje, más que en el de proponer soluciones concretas a problemas de desarrollo fonológico.

            El modelo que trae a colación (Crystal Growth Model; Menn, 1973) Mohanan resulta propio de la física. Desde nuestro punto de vista, resulta más acertado aplicar modelos propios de sistemas biológicos para explicar comportamientos relacionados con capacidades cognitivas humanas como hace Piatelli-Palmarini (1989). Tampoco ejemplifica, el autor, la persistencia del modelo en otros sistemas cognitivos, por más que apele a ello en un momento de su argumentación.

            En el trabajo se reconoce, soslayadamente, la existencia de potentes restricciones al desarrollo fonológico (de forma paralela a las restricciones existentes en la formación de cristales de hielo), coincidiendo, en este planteamiento, con un hecho crucial, aludido por Avery y Rice (1993) para comprender el planteamiento determinista de la adquisición.

            La objeción de Mohanan acerca de la necesidad de introducir factores de orden fonético en la teoría fonológica resulta, finalmente, especialmente acertada en la medida en que sí conduce a mejorar la descripción del proceso de desarrollo del componente fonológico.



LAS ERRÓNEAS METÁFORAS DE LOS LINGÜISTAS GENERATIVISTAS
                        Mohanan conceptualiza la visión generativista de la facultad del lenguaje como un modelo entrópico. Se parte así de la creencia de que la complejidad de la gramática adulta no puede exceder la suma de las complejidades de los datos input y del estadio inicial de la gramática universal.
            El autor de propone examinar, en este apartado, las metáforas empleadas por esta escuela lingüística para interpretar el proceso de adquisición: el niño como un científico, el niño como una computadora y la gramática como conocimiento.

El que aprende una lengua como científico.
            El procedimiento de evaluación que caracteriza al proceso de adquisición consiste, desde esta perspectiva, en la búsqueda de los valores más altos. Se plantea, así, una doble dimensión en la fonología: a lo largo del proceso de adquisición, el formalismo proporciona el conjunto de elementos seleccionables por el hablante; en las distintas lenguas, supone un índice de mayor recurrencia.
            Esta visión supone la aplicación de un sistema hipotético-deductivo por parte del que aprende una lengua. El niño selecciona la teoría o regla más simple que de cuenta de los datos decisivos. Así, en S.P.E. (1968), los valores más absolutos con los más simples desde en punto de vista formal.
            La teoría lingüística se convierte en la construcción de un sistema formal algebraico con algunos condicionamientos nada desdeñables: las hipótesis están muy restringidas por las características formales de la gramática universal, los hechos no propios del lenguaje humano no deben describirse en el marco formal y lo más natural debe ser lo más simple en términos formales. El objetivo subyacente de esta construcción teórica es el de conseguir gramáticas formalmente más simples que respondan a dichas restricciones.

El que aprende la lengua como una computadora-procesadora de datos.
            La cuestión esencial del descubrimiento de universales es dar cuenta de las excepciones y de la variabilidad presente entre las lenguas. Esta cuestión no puede resolverse únicamente desde la metáfora anterior.
            Desde la perspectiva del programa de principios y parámetros, sólo un conjunto limitado de claves gramaticales (core grammars) son permitidas por la gramática universal. El niño selecciona la gramática más simple compatible con los datos.
            Nuevamente, tres principios gobiernan esta perspectiva: un conjunto limitado de claves es proporcionado por la gramática universal, los hechos no propios del lenguaje humano no son compatibles con opciones de dicho dispositivo y, por último, lo más natural constituye la opción defectiva de dicha gramática.
            Esta propuesta convierte el problema de la selección en un problema trivial y prescinde de la necesidad de un procedimiento de evaluación de origen formal en la medida en que la gramática universal especifica la selección defectiva que efectúa el que aprende.
            La propuesta resulta muy apropiada cuando nos referimos, en general, a restricciones pero, si las reglas son parte de la gramática universal -y por tanto innatas en ese sentido-, el modelo resulta poco creíble, al menos desde la fonología. Es necesario reexaminar el uso de estos programas en su aplicación a la fonología.
            A juicio de Mohanan, no necesitamos una teoría del desarrollo del lenguaje basada en la selección de lo correcto, sino, por un lado, un camino de restricciones del espacio en el que se desarrollan las gramáticas y, por otro, la identificación de las localizaciones más probables en el espacio.

La gramática como conocimiento del lenguaje.
            El camino atravesado para llegar a esta conceptualización parte de la asunción de un conjunto de especificaciones genéticas propias de la especie humana en la medida en que el papel de la experiencia está substancialmente limitado.
            El autor considera que la metáfora del lenguaje como conocimiento es un tremendo error ya que nos llevaría a tener la ilusión de que el conocimiento que los diferentes individuos poseen de un mismo lenguaje es idéntico. En un mismo orden de cosas, deberíamos considerar que todos los niños están expuestos a una única gramática y, en último extremo, deberíamos aceptar desde el propio modelo la existencia de entidades como el inglés o el francés absolutamente inconsistentes con las propuestas chomskyanas.

Las entidades atómicas se organizan ellas mismas en un complejo orden al que podemos llamar gramática.
            La existencia de una única gramática compartida por la comunidad es una ilusión creada y ello les ha llevado, a los lingüistas generativistas, a aceptar el problema lógico de la adquisición del lenguaje como clave central del desarrollo lingüístico en el sentido de seleccionar la gramática correcta.

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